martes, 9 de febrero de 2010

Miquel Barceló (1983 -2009), exposición “La soledad organizativa”


Miquel Barceló (1983 -2009), “La soledad organizativa”
CaixaForum Madrid
Del 10 de febrero al 13 de junio de 2010



Julia Sáez-Angulo

El desaparecido galerista neoyorquino Leo Castelli decía en una entrevista que le hicieron en la revista “Formas Plásticas” de los años 80 que el pintor mallorquín –exponía en su galería después de su descubrimiento en la Feria de Basilea- era un pintor clásico. Esa misma idea podría deducirse tras el recorrido de su exposición Miquel Barceló (1983 -2009), “La soledad organizativa” en CaixaForum Madrid.

El título de la muestra se debe al del cuadro en el que pinta un gran gorila en un espacio amplio blanquecino y sucio, que muestra en la última de las siete salas del recorrido, denominada “Retratos”, en la que también se encuentran los de Dore Ashton y John Berger, dos reconocidos críticos de arte. El primero de ellos con la clara influencia expresionista de Kokoschka, después de visitar su museo vienés con Aston. También destacan, en este apartadi, los retratos de los africanos de Mali, amigos suyos.

Barceló es un gran pintor como se pone de manifiesto en las 180 piezas que componen la exposición. Un artista que conoce las vanguardias pero viene de la tradición en su dominio del color, del pigmento, de la narratividad, de la plasticidad… “Mi vida se parece a la superficie de mis cuadros”, confiesa el autor ante este gran planteamiento de su obra y con un catálogo seleccionado en sus textos por él mismo.

El mar, la tierra, la fragilidad del planeta
Junto a la tradición de la pintura occidental, Barceló se interesa por la caligrafía china y otros lenguajes más alejados, pero tarde o temprano regresa a sus temas reiterados clásicos: el mar la tierra o la fragilidad del planeta.

Los distintos espacios que llevan la pintura de Barceló se denominan: El mar, el museo, la biblioteca y el estudio; Un repertorio de la esperanza humana; Todos estos cuadros pertenecen al mundo terrenal, Huir del exceso; Un diario; Chemin de lumière y, Retratos.

En las pinturas de Barceló hay viajes, lecturas –es un buen lector-, misterio, adrenalina, incertidumbre… El registro de su trabajo es muy amplio. No es un artita de torre de marfil, aunque se retire y encierre en sus estudios mallorquín, africano o parisino. En la capital del Sena ocupó una iglesia con bóveda y hornacinas que le hicieron sentirse dueño del amplio espacio, algo que refleja en su cuadro “Museo del Louvre. Grande Galerie”.

Barceló en un mirón de la vida y sabe abstraer las cosas para su arte, lo que no quiere decir específicamente sus formas sino el concepto que palpita detrás de ellas.


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