jueves, 8 de diciembre de 2011

Héctor Delgado y Raúl Fernández exponen en la Fundación Pons de Madrid


"Encuentro en el camino”
Escultura y Fotografía
Héctor Delgado y Raúl Fernández
Fundación Pons.
c/ Serrano, 138. Madrid
Diciembre, 2011 –Enero, 2012
Héctor Delgado

Julia Sáez-Angulo


Dos artistas, Héctor Delgado y Raúl Fernández, exponen en la Fundación Pons de Madrid su respectiva escultura y fotografía bajo el título “Encuentro en el camino”.

Héctor Delgado parte de la escultura del Románico para continuar esa línea en la que la piedra arenisca o alabastro dan juego para hacer emerger la forma de modo suave, insinuante, en marcha o proceso, como si el bloque mismo fuera dibujando la figura que se forma con la casi imperceptible actuación del escultor.

Como Miguel Ángel Buonaroti, Héctor Delgado parece saber de entrada qué figura late dentro del bloque de piedra, pero no la lleva a su máxima definición porque al igual que declarase el escultor italiano, admira la estética de la ruina, de la forma desgastada por el tiempo, la antigüedad, que el escultor del siglo XXI sostiene para dar entrada al espectador que ha de contemplar la forma.

Fotografía digitales sobre dibón

Raúl Fernández muestra sus fotografías digitales sobre dibón impresión directa, en una serie de formatos de distinto tamaño, en su mayoría llevadas las fotos a la abstracción o la deformación de las figuras, sobre todo humanas, que apuntan. “Versus” y “Unus” son los nombres de las series mayoritarias en piezas. “Veleta” es una obra mostrenca, pintura sobre tabla de coleccionista particular, que no debiera haber figurado en la muestra porque le quita coherencia y la dispersa aún más.

No se comprende el políptico de pequeños cuadros, todos ellos enmarcados de distinta manera, con cuadros barrocos incluso, que conforma un totum revolutum inquietante y antiestético porque acoge obras de distinto soporte y grosor. Un planteamiento igualitario y minimalista con piezas similares, instalado de modo más cercano, hubiera tenido belleza y sentido.

La presentación y el montaje de las obras el día de mi visita, día 7 de diciembre, era caótica, con mesas de trabajo por todas partes llenas de papeles y adminículos de todo tipo, con cuadros y cartones o porespam en el suelo… todo un modelo de cómo no debe presentarse una exposición o como ir contra las propias obras. Nada que ver con la exquisita sala de exposiciones de la Fundación Pons en Barcelona.

“Solo el día de la inauguración aparece el espacio despejado porque en el día se imparten cursos”, se me explicó. Lo sentí por los artistas, su obras parecían en un almacén más que en una “caja neutra” como requiera la buena contemplación del arte. De allí solo se podía salir desasosegada. Lo siento por Héctor Delgado y Raúl Fernández, su obra merece mejor instalación y montaje. Lástima por la Fundación Pons, que es un edificio magnífico y se encuentra en un lugar inmejorable, pero no cumple los objetivos de exponer el arte con respeto. Sólo la escultura de Delgado en el jardín ofrecía una visión estética adecuada.


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