jueves, 3 de mayo de 2012


MACRO Y MAXXI, DOS CENTROS DE ARTE CONTEMPORÁNEO EN ROMA



Julia Sáez-Angulo



Casi nadie viaja a Roma para contemplar arte contemporáneo, pero la ciudad cuenta con dos centros en los que se pueden ver obras de la creatividad plástica actual como son el MACRO y el MAXXI, ambos situados fuera del centro histórico de la capital donde reinan el arte clásico y el cristiano. No en balde, Italia ha dado movimientos de interés como fue el futurismo, con Marinetti como teórico, en el arte moderno, y el arte povera, en contemporáneo.

En cuanto a la arquitectura contemporánea, Roma ofrece igualmente actuaciones de interés, no sólo de nueva planta sino en actuaciones puntuales de viejos edificios, como el Acuario romano, el Teatro India, el Puente Cavalcaferrovia Ostiense, la Facultad de Economía Federico Caffè o el Palacio de Congresos Teatro Libera.

El MACRO, Museo de Arte Contemporáneo de Roma, está situado en la antigua fábrica de cerveza italiana Peroni. Con diez mil metros cuadrados, aspira a albergar la creatividad artística de nuestros días en la ciudad de Roma. La nueva situación fue diseñada por la arquitecta francesa Odile Decq, con espacios irregulares diseñados a base de acero y cristal.
Dos grandes audiovisuales, en un tono insoportablemente alto, dominaban la planta baja, junto a las obras de Marcelo Maloberti, John Stezaker, Olav Nicolai, Mario García Torres, Amalia Pica y un homenaje a Vettor Pisani. El MACRO aspira también a presentar las obras de arte contemporáneo de los coleccionistas romanos.

El MAXXI, Museo de Arte Contemporáneo del Siglo XXI, alberga dos museos: el de la arquitectura y el de arte contemporáneo. Veintinueve mil metros cuadrados, y un espacio construido por la aplaudida arquitecta iraní Zaha Hadid, e inaugurado en 2010, el museo funciona como un laboratorio de innovaciones y experimentaciones, cuyos resultados están todavía por ver. Exposiciones, instalaciones, performances y talleres se dan cita en el MAXXI, si bien, al igual que en el MACRO, es el vacío del espacio el que reina sobre el propio arte móvil y sobre la presencia de visitantes. Cierto que le falta rodaje, pero en una primera impresión habla de frialdad, distancia y ausencia. 
En el MAXXI puede verse una obra de la colombiana Doris Salcedo, titulada “Plegaria muda”, presente hasta el 24 de junio. Una obra donde el discurso teórico sobre su viaje a Los Ángeles, es clave imprescindible para acercarse y entender su materialidad.

Tanto un museo como otro –como tantos otros- las grandes escaleras al aire son las que, como dibujos en el aire, articulan el espacio de forma generosa y “desaprovechada”. Un derroche, donde el continente acaba por devorar el contenido, que acaba siendo minimizado, por arquitectos que no aspiran a pasar desapercibidos con su arte de función y no de protagonismo.
Museos con afán de protagonismo arquitectónico –nostalgias de los Guggenheim- con espíritu de “kuntshalle”, de arte contemporáneo actual y puntual que se renuevan en cada muestra, lo que les otorga variedad pero no consistencia. Arte que produce con frecuencia más zozobra que iluminación interior. Una cierta melancolía.


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