domingo, 17 de febrero de 2013



"CAPOTE",  La primera revista hecha desde el Café Gijón. 


Con un poema inédito de Luis Alberto de Cuenca y una entrevista eterna a Sánchez Dragó. 


Capote quiere ser una revista especialmente dedicada a aquellas personas que no pueden vivir sin leer y sin perder comba de esa complejidad que es el presente. Capote es para todos, sólo faltaba, pero especialmente destinada a esas personas que allá donde estén alargan su mano para leer cualquier forma de lectura a su alrededor. Grandes lectores, ya sea en papel o digital, periódicos, revistas, libros, etc. Las Nuevas Tecnologías han dilapidado las tradicionales fronteras entre lo digital y lo impreso: la ergonomía y el placer del lector acabará siendo prácticamente el mismo, desmintiendo el adagio de Mc Luhan de que el medio era el mensaje.

Para ellos es Capote, una revista generalista, atenta, como recomendaba D´Ors, al “pálpito de los tiempos”. Capote es una revista que va a tratar los mismos temas que un periódico o revista normales, pero muriendo y matando por la premisa de la voluntad de estilo y los criterios de calidad periodística por encima de todo.
No vamos a ser esclavos de la actualidad. Internet y los medios convencionales de comunicación, por no hablar de nuestros amigos y hasta nuestros bares favoritos, ya se encargan de mantenernos al día. Se trata de reflexionar sobre esa actualidad, de buscar sus protagonistas, de escribir con precisión y estilo, unir las mejores virtudes del periodismo y la literatura, que para nosotros son una y la misma cosa.
Las secciones tienen denominaciones pretendidamente literarias, diferentes, amplias: “Épicas y políticas”, sobre política; “El banco del Retiro”, sobre economía; “Goles y postes”, sobre deporte. Por otro lado, hay una sección específicamente dedicada a la creación: “Recado de escribir”.
Capote, con su cabecera, recuerda al gran escritor y periodista Truman Capote, cuyas señas de identidad un poco o un mucho podemos hacer nuestras: literatura, periodismo y nuevo periodismo, calidad, glamour, etc. Por otra parte “capote” invita a pensar en el capote taurino, un símbolo que denota lo español. La ambigüedad entre ambos significados es bienvenida.
Nuestra revista está abierta a plumas consagradas y plumas jóvenes, incluso plumas que debuten con nosotros en el periodismo. Queremos ser puente, contacto y forma de expresión de las más variadas tendencias y sectores de la sociedad, la política, el deporte, la Universidad, cualquier ámbito que tenga algo que decir y merezca ser escuchado.
Hacemos la revista desde el Café Gijón, con todo lo que eso implica, entroncando con la mejor literatura, el periodismo y el arte de más de un siglo. Estamos orgullosos de tener allí nuestra redacción y agrademos mucho a todos los que forman el Gijón el poder utilizar como sede el mítico Café.
Queremos hacer periodismo de calidad, demostrar que el periodismo puede estar bien escrito y ser residencia y vehículo de lo mejor que tenemos.
Pero Capote no es sólo una revista: va mucho más allá. Es un proyecto editorial completo y complejo que pretende dinamizar la sociedad cultural y periodística. A tal efecto hay un completo programa de actividades para formar a escritores, periodistas, diseñadores gráficos, gestores culturales o CM.
Somos deudores, aun en el universo 3.0, del inmenso legado del Gijón. Café, periodismo y prosa. Así somos y así seremos.
El Consejo Editorial

Afrodita sin velos, Diana cazadora,
sultana de Bagdad y castellana
de época carolingia: una mezcla
explosiva que, para Chateaubriand,
entre los dieciséis y los dieciocho años,
cuando aún vivía en el castillo de Combourg,
suponía la imagen ideal de mujer.
Cuánta sensualidad adolescente
revela esa elección.
A mí me basta ahora,
a los sesenta y uno,
con la cuarta del lote: la dama carolingia.
Una marquesa viuda, por ejemplo,
con castillo en el limes oriental,
rodeada de fieros magiares y sajones,
amiga de los perros y de las cacerías,
devota de bufones y juglares
y bien relacionada —eso sí— con la corte
de Aquisgrán. No me importa
que ronde los cuarenta,
que haya perdido dientes y dureza de carnes,
que ya no sea fértil.
Pero debe tener unos cabellos rubios
tachonados de plata, y unos ojos
grises como la niebla, y unas manos
fuertes y delicadas a la vez,
hechas para el telar, la caricia o la guerra.
Y saber de memoria
el carmen que Angilberto dedica a Carlomagno.

LUIS ALBERTO DE CUENCA
Aiguablava, 27 agosto 2012


www.revist​acapote.co​m Espero que te encante





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