lunes, 27 de mayo de 2013

La antipoesía de Nicanor Parra en la BNE

                                                                                       
El 30 de mayo se abre al público la exposición sobre el Premio Cervantes chileno


Nicanor Parra



L.M.A.

El poeta, matemático y físico chileno, Nicanor Parra, premio Cervantes 2011, es el protagonista de la exposición Parra. Obras públicas, que podrá contemplarse en la sala Recoletos de la BNE entre el 30 de mayo y el 1 de septiembre de este año. Está organizada por la Biblioteca Nacional de España, la Fundación Aqualogy, la Pontificia Universidad Católica de Chile y Aguas Andinas S.A.

Parra es considerado el creador de la antipoesía, género que emplea elementos del lenguaje común y los modifica al extremo del absurdo para así atraer la atención del lector.

La exposición realiza un recorrido panorámico por su obra, mostrando sus escritos más emblemáticos y otros importantes trabajos, rescatando piezas fundamentales que identifican las distintas parcelas de su vida profesional, seleccionadas por el crítico y comisario de la muestra, Ignacio Echevarría, y que identifican cada una de las etapas de la obra de Parra. Es un recorrido visual, interactivo y poético a través de distintos elementos que definen la genialidad del antipoeta. Entre ellos encontramos una selección de Quebrantahuesos, Tablitas de Isla Negra, Bandejitas de La Reina, Trabajos prácticos, primeras ediciones y libros inéditos y artefactos, además de siete estaciones audiovisuales con vídeos realizados especialmente para esta exposición, que incluyen una mezcla de imágenes y registros inéditos del artista, su trayectoria y obra.
El montaje de Parra. Obras públicas en la BNE ha sido realizado específicamente para este espacio por el arquitecto y músico, Hernán Edwards, yerno del poeta.


El Quebrantahuesos
En 1952, pocos meses después de su regreso de Oxford, donde fueron escritos los primeros antipoemas, Nicanor Parra, en colaboración con Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky y otros jóvenes que por entonces se aglutinaron en torno a él, concibió la idea de un periódico mural de intención satírica hecho con recortes de diario superpuestos a modo de collage. Durante varias semanas sucesivas de ese mismo año, distintas entregas de El Quebrantahuesos – así se llamó el periódico – se expusieron en dos puntos céntricos de Santiago, despertando una gran expectación y siendo objeto de todo tipo de comentarios y reacciones.
El Quebrantahuesos constituye un hito en el ámbito de la poesía y de las artes visuales en Chile. Los nueve ejemplares que se conservan fueron reproducidos en el único número de la revista Manuscritos  en 1975.

Tablitas de Isla Negra
Un día de la primavera de 1976, estando en su casa de Isla Negra, Nicanor Parra rescató de los materiales empleados para su construcción un montón de pequeñas tablas de madera de diferentes tamaños. Provisto de un bolígrafo negro, comenzó a escribir y a dibujar sobre ellas con trazos rápidos, casi compulsivos, hasta el extremo de llenar de un tirón alrededor de cien tablas en una sola tarde.
Hasta entonces, Parra nunca había intentado dibujar, pero las esquemáticas figuras de cristos en bicicleta –algunos de ellos con la cruz a cuestas – y de quijotes montados sobre Rocinante –a veces acompañados por Sancho Panza y su burro – le servían para experimentar, a su manera siempre irreverente, con un soporte que evoca los tiempos remotos en que no existiendo aún el papel se empleaban tablas para inscribir sobre ellas mensajes de toda índole.


Bandejitas de la Reina Fue a comienzos de los años noventa, en La Reina, un municipio de Santiago de Chile. Parra estaba esperando a ser atendido en un puesto de empanadas, cuando se le acercó un admirador a pedirle un autógrafo. Como no disponía de papel, usó una bandeja de la tienda. Luego vinieron más personas a solicitar lo mismo y Parra se dio cuenta de que este tipo de bandejas de cartón funcionaba como un cuadro con su marco. Nacieron de este modo las que se conocen como Bandejitas de La Reina, en las que, dos décadas después, el escritor retoma la senda emprendida con las Tablitas de Isla Negra.
Una vez más, recurre a soportes desechables, en este caso de procedencia industrial, que facilitan una escritura rápida, suelta, epigramática, en la que se alternan tonalidades muy diversas, si bien predomina el acento pícaro e irreverente, afín, en definitiva, al de los artefactos y los chistes.


Artefactos
Los Artefactos de 1972 constituyen una etapa decisiva en el desarrollo de la antipoesía, por cuanto marcan su resuelta -aunque nunca completa- decantación hacia la visualidad. Suponen un puente entre el antecedente remoto de El Quebrantahuesos y los trabajos prácticos en los que Parra se ocupó durante  décadas. En su gestación intervienen elementos tan presentes en la experiencia cotidiana como el lenguaje de la publicidad y los grafitis callejeros, y la sensibilidad por lo popular, junto con un certero sentido de la vanguardia.
Trabajos prácticos
El nombre de Trabajos prácticos viene de la época en que Parra estudiaba Física en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. El primer trabajo práctico ideado por Parra fue La mamadera mortífera, en el año 1969. Fue contemporáneo, por lo tanto, de los primeros artefactos y, como ellos, entrañaba la explosión del antipoema. En este caso, el estallido se produce al adosar un breve texto –por lo general, una frase hecha – a un objeto cualquiera. Y es que, como postulaba Einstein, todo objeto acumula una energía latente que, convenientemente activada, irradia y se libera.
Los Trabajos prácticos promueven un espectador activo, capaz de entrar en diálogo con la obra. Con ellos Parra vuelve a recurrir a materiales que la sociedad de consumo desecha, ya sea por viejos o por usados, dando lugar a lo que él mismo ha llamado en alguna ocasión "basurarte".


MIERCOLES 29 DE MAYO DE 2013
A LAS 19,00 H
BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
(Paseo de Recoletos, 20 – Madrid)










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