martes, 29 de octubre de 2013

Juana Pericás, autora de los "Cuentos junto al Belén"




L.M.A.

 29.10.13 .- MADRID .- “Cuentos junto al Belén” es el título del libro de relatos de Juana Pericás, que ha editado Liber Factory en Madrid y que va a ser presentado en la Tertulia Ilustrada de Madrid, que dirige María Eugenia Martínez.
Juana Pericás Bisbal nació en Palma de Mallorca en 1924 y reside en Madrid. Es licenciada en Filosofía y Letras, especialidad  de Filología Clásica y ha estudiado Periodismo. estudió en la Universidad de Barcelona, donde coincidió con  el que sería el gran  profesor y erudito  Sebastián Mariner Bigorra. Fueron buenos amigos.  Juana ha ejercido la docencia en la Universidad Complutense de Madrid.
Mujer cosmopolita ha viajado mucho y se desenvuelve muy bien en francés  e inglés, además de castellano y mallorquín. También ante el piano y la cocina. Tuvo cuatro hijos a los que contó estos cuentos ante las figuras del belén y ahora tiene ocho nietos, a los que también se los cuenta. Todos han crecido con el mismo imaginario. La autora sabe que la narración oral viene de Oriente, pero la letra impresa afianza lo narrado.  En todo caso, los Cuentos junto al Belén los mecanografió en su día y figuran en un álbum, tamaño octavilla, junto a las fotos en blanco y negro de las figuras del belén familiar.
 Tradición de Belenes en Mallorca
         “Juana Pericás es mallorquina y ejerce como tal. La evocación y citas de su isla natal se suceden a poco que se converse con ella. Persona y lugar se funden en el  origen  de la tierra. Paisaje y paisanaje. Mallorca es una isla con un rico cofre de tesoros mediterráneos, que los mallorquines han sabido proteger y defender con orgullo y ahínco para no perder ni un ápice”, escribe Julia Sáez-Angulo en el prólogo del libro.
         “Juana, una de las primeras mujeres de este país que se doctoró en Filología Clásica,  impartió una conferencia sobre Tradiciones Mallorquinas en la Tertulia Literaria de Madrid. Una recopilación  de tradiciones que, pasando por las navideñas como  el arcaico  y misterioso Canto de la Sibila durante la misa de Navidad en la catedral y otras iglesias de la isla y la grafidia o recortes de papel en forma de estrellas, cometas, Reyes Magos u otras figuras de belén para ornar las casas, hasta la peculiar y sabrosa pastelería de los obradores mallorquines. El singular Canto de la Sibila fue declarado patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO en 2010.
         “ (…) Una interpretación antigua convierte a estas parteras –las sibilas- en testigos femeninos del alumbramiento, puesto que en realidad no son tales parteras sino las antiguas sibilas representantes de la gentilidad recibiendo a Jesús en contraposición con el mundo judío”, explica Leticia Arbeteta..
El mundo de sibilas está sin determinar. Para algunos fueron doce como las doce tribus de Israel, y para otros siete, refiriéndose a los siete planeta conocidos. Las sibilas desempeñaban el mismo papel entre los judíos: señalar los signos con que el Mesía será reconocido y anunciar su llegada. (1)”
         Los belenes no podían faltar en la relación de tradiciones. Los palacios, conventos y monasterios de Palma y otras ciudades o pueblos de la isla albergan verdaderas joyas populares o cultas en este campo. El padre Gabriel Llompart ha sido el gran estudioso de los belenes mallorquines y trasladó este interés a los expertos Ayna Pascual y Jaume Llabrés, que siguen investigando.
    La conservadora de museos Leticia Arbeteta, autora entre otros trabajos de la magnífica obra Oro, Incienso y Mirra. Los belenes en España (1) –libro importante para conocer bien el tema que nos ocupa-, ha escrito sobre diversos belenes mallorquines, sobre todo de los belenes-gruta que albergan las figuras del misterio sagrado del nacimiento de Cristo, mientras que encima de la cueva se sitúan ángeles, pastores, animales o la estrella de Oriente que guio a  Melchor. Gaspar y Baltasar hasta el portal de Belén donde posó para anunciar al Niño Dios.  
         Más recientemente la profesora M. Dolores Gallardo ha trabajado sobre  el belén napolitano, joya de la Fundación Bartolomé March Servera, que se exhibe en  el emblemático Palau March, cercano a la catedral de Palma.  Uno de los mejores -si no el mejor, tanto por número como por la calidad de los cientos de figuras y finimenti que lo componen- de los belenes de figuras vestideras que existen en España.
         El belén  fue adquirido por  Bartolomé March  en los años 70. “Consta de cientos de figuras que reflejan  las  diversas clases sociales y los múltiples aspectos de la vida de Nápoles en el siglo XVIII: clases nobles, artesanos de todo tipo, campesinos con sus diversos animales, vendedores de pescado, de frutas, de utensilios de cocina, etc.  Todos ellos vestidos y adornados  como corresponde a la clase social a la que pertenecen. El detalle al que descienden estas representaciones, es absolutamente  maravilloso. Y todo ello realizado con absoluta precisión”, explica Dolores Gallardo (2).
 
                  Elisa Sáez de Slöcker, experta en Arte Sacro, de la Fundación Anima Artis, ha impartido diversas conferencias en la madrileña Aula de San Ginés sobre particularidades de los diferentes belenes en España, una actividad cada día más intgensa y entusiasta entre los belenistas que aumentan de modo exponencial en numerosas ciudades españolas.
         Se atribuye a san Francisco de Asís la creación del primer belén en 1223 en Italia, un belén de seres vivos, hombres, mujeres y animales como la mula, el buey y los corderos de los pastores. A partir de entonces franciscanos y clarisas siguieron representado la tradición del belén en sus conventos. El belén de las figuras no llegó hasta el siglo XV y se extendió pronto por Italia y España. El rey Carlos III que llegó de Nápoles introdujo los preciosos belenes napolitanos en España y hoy se muestra, en Palacio Real de Madrid, el espléndido Belén del Príncipe de estilo napolitano, es decir de figuras vestidas con ricos textiles, en algunos casos maniquíes articulados lo que les otorga cierta movilidad. En Nápoles hubo excelentes imagineros belenistas.
         A Juana le gusta recordar el belén gótico del Cristo de la Sangre en Palma porque ella lo visitaba con frecuencia siendo colegiala. Es el conocido “Belén de Jesús”, que proviene del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Jesús, está considerado el más antiguo de España pues data de 1480. (Vaya como apunte que el nombre del convento Nuestra Señora de los Ángeles dio nombre a la célebre ciudad norteamericana por mediación del evangelizador mallorquín Fray Junípero Serra, el único español, al que se le ha levantado una estatua en la National Statuary Hall (The Old Hall of the House), situado en el Capitolio donde reside el poder legislativo de los Estados Unidos, lugar donde se representan los próceres o representantes más ilustres en la historia de la nación norteamericana). El Betlén de Jesús está actualmente en una capilla subterránea en la iglesia de la Anunciación del Hospital General -santuario del Cristo de la Sangre.
         El belén del Ayuntamiento de Palma tiene fama de ser uno de los más divertidos en la combinación de figuras que representan viejas escenas de la vida mallorquina. El espíritu ingenuo, naïf, de algunos belenes forma parte de su encanto.
El belén de las Capuchinas
         En el céntrico barrio de Sant Jaume está el antiguo convento de la Concepción del siglo XVII conocido por Caputxines, que cuenta con ocho belenes y quinientas figuras en total. Hasta 1996 no se conocieron, pues permanecían en la clausura de las monjas. Uno de estos belenes, napolitanos del siglo XVIII es monumental y se articula en torno a un centenar de piezas, que fueron donadas al convento por el médico de las religiosas. El belén está declarado Bien de Interés Cultural, BIC, por el Estado.
         Al Niño de las Capuchinas de Palma se le atribuyen numerosas leyendas y milagros en la ciudad. Un Niño andariego y trotón, que a veces se escapa de su cuna para ir a salvar a desvalidos náufragos que llegan a las costas en pateras, aunque siempre regresa al convento para dar vida a la representación del Dios encarnado.
         Auténticas obras de arte, rico patrimonio histórico para la isla, estos belenes mallorquines, a veces con cambio de escala en las figuras, llevan un montaje curioso de materiales como textiles, encolados, papeles, conchas o cáscaras de huevo para emular la nieve. Son numerosos expertos y asociaciones de belenistas que viajan a Palma para conocer los belenes y son muchos los visitantes que se acercan y hacen colas para contemplarlos. La ruta de los belenes en Palma es una realidad más viva cada año, impulsada por la Asociación de Belenes. Muchos de ellos no se desmontan hasta pasada la fiesta de san Sebastián el 20 de enero o hasta la Candelaria, el 2 de febrero. La asociación de belenistas de la isla recuerda que un ermitaño, un frare, figuraba en los belenes de la tradición de la Mallorca y recomiendan que se siga practicando en la actualidad, colocando esa singular figura del frare.
Los mercadillos de Navidad instalados durante este tiempo ofrecen multitud de figuras de Belén en barro o poliéster, unas de “estilo tradicional”, a la manera del murciano Salzillo, y otras de tipo “mallorquín”. Uno de los talleres más reconocidos de Mallorca en lo que a fabricación de figuras de Belén es el de Mestre de les Verges Roses. 
Casas-palacio de Palma
En su citada conferencia sobre tradiciones mallorquinas, Juana Pericás recordó  algunas que se referían a las casas-palacio, tan abundantes tanto en Palma como en toda la isla. Ejemplo de ellas es la de la novela La sala de la muñecas, de Llorens de Villalonga que, interpretada por Fernando Rey y Ángela Molina con  gran éxito, fue llevada a la pantalla con el título de Bearn.
Durante el período de Adviento y de Navidad, Juana Pericás engalana su casa con un soberbio árbol y el belén; para ella no hay contradicción entre el árbol que ensalzan los salmos y el belén que instaló san Francisco. Ambos conviven  en su casa con armonía, máxime después de las explicaciones de Benedicto XVI en sus audiencias y escritos; magnífico su libro La infancia de Jesús (1).
Un gran abeto ornado de espumillón, cintas, bolas, lazos y regalos al pie en un rincón del comedor. No muy lejos, junto a la chimenea del salón, el belén familiar con las figuras de barro que lo habitan y que se encuentran en la casa desde que sus hijos eran niños. Esas figuras son las que inspiraron a la autora los cuentos, que hoy quiere dejar como legado a sus nietos.
El célebre Cuento de Navidad (1843) de Dickens es una narración corta en la que se relata la avaricia de Scrooge, un personaje hosco y tacaño que cambia ante la llegada de la Navidad, tiempo de paz y alegría por la llegada del Niño Dios, capaz de transformar los corazones.  La alegría y la solidaridad le llevan a Scrooge a disfrutar de la vida.
Los Cuentos de Navidad de Juana Pericás son una recreación tierna y poética pensada para sus hijos en los años 50 ante las figuras del belén familiar. Cada una de las piezas le inspiró a la autora unos sentimientos, una historia y con cuidado las fue mecanografiando para pasarlas más tarde, en 2013, a ordenador siendo ya una mujer octogenaria. Los tiempos cambian, pero el misterio del nacimiento de Cristo de una Virgen Madre en el portal de Belén, sigue permanente. Su mensaje de amor es universal, por eso en Navidad se pactan treguas y se busca la paz que trajo el Mesías enviado por Dios a Israel para salvación de todo el género humano. Unas humildes figuras de barro o de trapo dan vida visual a la historia narrada en los Evangelios, que disfrutan niños y mayores.
Los cuentos de Juana Pericás se abren con un versículo de San Lucas, el llamado “el evangelista de la Virgen” porque narra el relato de la Encanación de Cristo, de la infancia de Jesús como ningún otro:  “Hallareis  al  Niño  envuelto  en  pañales y  reclinado  en  un  pesebre”.                                          (Lucas 2:12)”.

  

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