viernes, 24 de octubre de 2014

Benjamín Serra autor de "Sobradamente preparado para limpiar váteres en Londres"


La voz esperanzada de una juventud dispuesta a ganar la batalla del futuro




«Hola. Me llamo Benjamín Serra. Tengo dos carreras y un máster y limpio WCs.»
Así rezaba el inicio del texto que el autor de este libro publicó en septiembre de 2013 en sus perfiles de Twitter y Facebook, que a las pocas horas se convirtió en un fenómeno viral en las redes sociales y en los medios de comunicación.


En librerías desde el 06/11/2014  


L.M.A.

España no es un país diseñado para los jóvenes. Al menos, no de momento, no para los de ahora. Mientras los jóvenes de la Transición abrazaban ideales políticos y sociales innovadores deseando un país más justo y democrático, ahora son algunos de ellos los que nos ofrecen puestos de prácticas sin remuneración o los quebloquean, directa o indirectamente, nuestra entrada al mundo laboral. Crecimos creyendo que el esfuerzo en los estudios merecería la pena para conseguir algo en la vida. Nos preparamos¿Dónde está su parte del trato?” – Benjamín Serra

«Hola. Me llamo Benjamín Serra. Tengo dos carreras y un máster y limpio WCs.» Así rezaba el inicio del texto que el autor de este libro publicó en septiembre de 2013 en sus perfiles de Twitter y Facebook, y que a las pocas horas se convirtió en un fenómeno viral en las redes sociales y en los medios de comunicación. En él, ponía de manifiesto la realidad que viven miles de jóvenes españoles sobradamente preparados; jóvenes que no han podido encontrar un empleo en España al finalizar sus estudios y se han visto en la obligación de emigrar a otros países y desempeñar trabajos para los que, en muchas ocasiones, están demasiado cualificados.
Sobradamente preparado para limpiar váteres en Londres narra una de esas experiencias, la del propio Benjamín, desde las dudas iniciales hasta los problemas con el idioma, desde los trabajos de subsistencia hasta las peripecias para encontrar un apartamento habitable, pasando por las distintas costumbres, los sinsabores del trato con el público y los incontables intentos (a ambos lados del canal de la Mancha) de aprovecharse del que busca trabajo. El suyo es un relato que rehúye la amargura pero no la acidez ni, por supuesto, el humor, porque, pese a que salir a buscarse la vida es una aventura no exenta de altibajos, ¿quién dice que no pueda tener un final feliz?


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