lunes, 18 de mayo de 2015

Lucio Muñoz y Amalia Avia. "LUCIO Y AMALIA, RECORRIDO VIRTUAL POR UNA GENERACIÓN"



Cientos de imágenes, documentos y anécdotas de una época clave en el arte español.



L.M.A. 

Toda esa mágica atmósfera y la intachable trayectoria de dos maestros del arte como son Muñoz y Avia, ha quedado ahora recogida en el museo virtual que su familia ha presentado reuniendo centenares de fotografías personales y profesionales de ambos, numerosas anécdotas y documentos desempolvados de los archivos de los artistas. El portal ofrece además un acceso al catálogo completo de la obra de ambos artistas, con el objetivo de que ésta pueda ser consultada fácilmente por cualquier usuario que lo desee. Esta catalogación se ha realizado con la plataforma Clodart, y se mantiene en permanente actualización con la supervisión de la familia. Sin lugar a dudas www.lucioyamalia.com es un reconocimiento más que justo a la vida y obra de dos grandes artistas, que además fueron pareja y parte de una generación asombrosa de nuestra cultura.


                                                                           Manolo Millares, Lucio Muñoz y Antonio Saura

 Uno era abstracto, la otra realista, dos planteamientos diferentes pero con mucho recorrido común. Lucio Muñoz y Amalia Avia eran destacados embajadores del arte español de la segunda mitad del siglo XX, cada uno en su casilla, pero unidos por algo más que el matrimonio. Su entorno era toda esa generación que marcó el devenir de la cultura de los últimos años del franquismo y de la transición. La casa de Lucio y Amalia, o Amalia y Lucio, era el punto de encuentro de pintores, escultores, músicos, escritores y todo aquel que tenía cierta inquietud cultural en aquellos tiempos difíciles. Sin pertenecer a ningún grupo, pero circulando en paralelo a "El Paso", consiguieron agrupar todo un plantel de artistas que crecieron juntos en una atmosfera de inquietud por todo aquello que oliese a cultura.

Lucio Muñoz es uno de los buques insignia de la generación, pero no por liderazgo sino por esa credibilidad absoluta y ese rumbo certero que nunca perdió, dejándonos el legado de su peculiar trato de la madera, su permanente refugio. Reza su lápida en el cementerio civil de Madrid: "La materia es un recuerdo único" y Lucio demostró su pasión por la materia y por su potencia expresiva a lo largo de toda su trayectoria, con numerosos reconocimientos como el Premio Nacional de Artes Plásticas o la Medalla de Oro a las Bellas Artes. Sus fastuosos murales como el de Arantzazu o la Asamblea de Madrid, su generosa obra en madera y en papel y su innovadora faceta como grabador, le dieron un prestigio internacional que aún perdura.

 Amalia Avia, en el estudio del piso de abajo, escuchando los golpes de su marido peleando con la madera, se refugió en la realidad más cruda, en el reflejo de la parte más sombría de la ciudad y de la sociedad de los sesenta, setenta y ochenta. Como dijo Camilo José Cela, "Amalia era la pintora de las ausencias, del por aquí pasó la vida" y eso fue lo que le otorgó un sello muy especial entre el particular grupo de realistas españoles, su manera de reflejar tanto las huellas humanas como las ausencias de Madrid, París, Barcelona o Lisboa. Antonio López, Julio López Hernández, Isabel Quintanilla, Carmen Laffon, María Moreno... eran algunos de los compañeros de Amalia en múltiples exposiciones, pero también los tertulianos en esas largas veladas en casa, junto a Rafael Canogar, Salvador Victoria, Manuel Rivera, Cristóbal Halffter, Alberto Portera, Carmelo Bernaola, Juana Mordó, Eusebio Sempere o Paco Nieva.




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