sábado, 10 de octubre de 2015

Mari Carmen Jiménez, sombrerera en Madrid desde la década de los 50 hasta 2010





Mari Carmen Jiménez y Julia Sáez-Angulo (Foto Juan Jiménez)

Máxima y Letizia


Julia Sáez-Angulo

         Mari Carmen Jiménez ha diseñado decenas de sombreros y tocados en Madrid para toda España, desde su establecimiento Casa Jiménez, situado en la madrileña calle Preciados, junto a la Puerta del Sol. La tienda, que cerró sus puertas recientemente, fue fundada en 1923 por Gerardo Jiménez Martín-Crespo.

         “Mari Carmen Jiménez Gómez (Madrid, 1940) ha tenido y sigue teniendo unas manos prodigiosas y un gusto excelente para diseñar sombreros a juego o no con vestidos de boda, madrina o cualquier otra ceremonia”, explica el pintor y fotógrafo Juan Jiménez, hermano de la sombrerera, que también ha trabajado en la tienda familiar durante muchos años. Algunos de los sombreros de Mari Carmen Jiménez, de forma anónima, han pasado al Museo Nacional del Traje en Madrid.

         “Nunca hicimos etiquetas, no sentimos la necesidad de hacerlo”, explica Mari Carmen Jiménez, que cuenta como su padre la mandó con 14 años al Taller Soto, en la calle Hortaleza, esquina a San Marcos. “En la tienda se alquilaban sombreros y a veces se estropeaban un poco y había que retocarlos, por eso fue el mismo Soto quien le dijo a mi padre que enviara "a la niña para aprender a hacerlo”.

         “Me encantó el oficio y estuve siempre encantada haciendo sombreros. No me gusta que me digan diseñadora de sombreros sino sombrerera porque no solo los dibujaba en mi cabeza sino que los hacía. Ahora hay gente que te lleva un dibujo y te pide que le hagas así o asá un sombrero, sin tener idea del oficio, que es más complicado de lo que a primera vista parece. Hay que ser paciente para ir moldeando entretelas y telas al molde, para que ajuste bien a la cabeza”, explica”, Mari Carmen.

Harry, Kate y Camila

Casa Jiménez en la calle Preciados

         Casa Jiménez ha sido uno de los célebres establecimientos comerciales de Madrid, donde se vendían mantillas, peinetas, mantones de Manila, abanicos... y donde se alquilaban smokings, fracs y otras prendas de vestir de protocolo Por la tienda han pasado numerosos políticos, escritores y académicos, además de muchas actrices, para alquilar el traje necesario o el sombrero requerido en un acto.

         Un buen sombrero, para que favorezca, requiere estudio atento de la persona a la que va dirigido, si es joven o mayor, si tiene una frente ancha o estrecha, un cuello largo o corto, un cabello recogido o suelto…  “Kate Midelton, ahora duquesa de Cambridge, suele llevar los sombreros bastante bien con el pelo suelto. Y quien mejor los lleva es Máxima de Holanda porque tiene altura y figura para lucir hermosas pamelas”, dice M. Carmen Jiménez.

         “El Concilio Vaticano II, en los años 60, nos perjudicó económicamente al gremio de sobrereros, porque ya no era obligatorio que las mujeres llevaran la cabeza cubierta para entrar en las iglesias y en las ceremonias litúrgicas, sobre todo bodas; ellas llevaban sombrero para no tener que ponerse el velo habitual encima de la cabeza. Incluso se llevaba en las bodas por la tarde, por la misma razón. Tras el concilio, empezaron los cardados en el pelo de las mujeres ya sin sombrero”, cuenta la sombrerera.



La escritora Cristina de Jos´h con sombrero (Fotos Carlos Uralde)

         “En Inglaterra no solo llevan sombrero por cuestión de lluvia,  se sigue llevando sombrero en las grandes ceremonias, como señal de elegancia y respeto. La reina Isabel II no sale en publico nunca sin su sombrero. Ascot sigue siendo la meca para estrenarlo
        
         Antes el sombrero se llevaba solo durante el día, es decir durante las horas de sol y no necesariamente al atardecer o por la noche. Las reglas de la moda están siempre para ser infringidas con nuevas modas.

La reina Sofía apenas lleva sombrero

Los mejores sombrereros

         Mari Carmen Jiménez ha llevado a cabo numerosos sombreros utilizando la misma tela del vestido de ceremonia, lo que añadía un toque de exclusividad. Además de Jiménez, señala los sombrereros que también tenían fama en Madrid como Madame Cotera en la calle O´Donnell; Culmen en la calle Arenal; Palacio de la Moda en la calle Montera  y,  sobre todo, Marian Barturen.

         El asunto de los textiles y  materiales para sombreros es clave al decir de M. Carmen Jiménez. “He trabajado en todos los tisús, terciopelos, brocados, sedas, gasas, fieltros, crines, plumas… Había mucho para elegir; eran materiales que se importaban y se hacía en grandes cantidades”, dice la sombrerera.

         “Hacer un sombrero es algo muy delicado y exigente. Hay que hacerlo a la medida y viendo a la persona. Me da pena cuando veo a personajes públicos o de la realeza con sombreros grandes o pequeños, que no les encajan bien, porque han sido un encargo sin tomar las medidas adecuadas. Resulta patético ver como algunos sombreros se comen las caras porque no están bien calculados, dice M. Carmen que no quiere dar nombres de quienes no lucen bien los sombreros y sí de quienes saben o han sabido llevarlos como Asunción Sancho, Betty Missiego o Paloma Peláez. La reina Sofía apenas ha lucido sombreros.

         “El tocado, algo más pequeño y ligero ha de entonar con el peinado que se lleve”, añade y dice que le parecen penosos algunas sombreros de diseñadoras actuales a los que les sobra extravagancia y les falta belleza y oficio para favorecer a quien los lleva. “Son sombreros que parecen de moda, pero nunca serán auténtica moda”.


Cristina de Jos´h


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