domingo, 15 de noviembre de 2015

Adriana Abizanda, Poeta Invitada de "La Mirada Actual"

         
Adriana Abizanda Saro



L.M.A.


Adriana Abizanda Saro, (Albacete, 1994), residente en Madrid, dio sus primeros pasos en esta ciudad y comenzó su camino al mudarse con 18 años para estudiar Medicina en la Facultad Autónoma de Madrid. Fue la velocidad de la ciudad la que le hizo crecer y, con ello, evolucionar en su escritura. Muestra al público sus primeros poemas a sus 21 años en la exposición “Herror en el sistema” de la mano de su tía Carmela Saro Bernaldo de Quirós (artista) y su primo Álvaro Morales Saro (director de un corto).




POEMAS

Eso de te quiero,
libre.

Eso de venir a reclamarle al cielo
que devuelva la luz
con la que se está alimentando.
Para qué rompería costillas
cuando puede robar pulmones,
trayendo los truenos
para que nadie escuche el timbre de voz
de la asfixia.

Eso de que arrancaría tus barrotes,
si pudiera verlos.
Eso de exprimir tu esencia y coserle esas alas de veinte años y pocos segundos de vuelo,
pero no puedo tocarte.

Eso de que te quiero sacar
de una espiral de alquitrán
y pérdida;
así te quieren los corazones de hielo.

Eso de que crecer se ha convertido
en evitar ser aplastado;
ni las palmas de las manos son capaces de alzarse.

Eso de que no puedo verte,
así.

Eso de que me arranquen los órganos
porque a pesar de que me sienta vacía,
no puedo soportar el estrangulamiento.

Eso de que no sufro,
es mi manera de descomponerme en silencio;
pero, por favor,
no te des cuenta.

Por favor, no me alejes.

Quiero que siga doliendo
mientras tengas que seguir aspirando este aliento pútrido.

Eso de que ahora si no sufro,
no vivo,
porque puede que tú no estuvieras.

Quiero seguir sufriendo
porque significa que sigo queriendo,
y creyendo.

Eso de te quiero,
eso de te creo,
libre.



***


Me humillo antes los mismos escenarios
revolcándome en la mierda,
me echo jarras de ácido y sangre
y espero que, al menos,
una parte de mí sea capaz de descomponerse.

He hundido otra vez el barco,
que nadie intente rescatarlo,
tal vez es donde pertenezca.

Es época de tomar el sol
y yo solo quiero que me caiga ya una tormenta.

Como no viene, he decidido convertirme en una.
La metamorfosis de un cuerpo que no es capaz de responder a estímulos.

La desesperación en la mirada me convierte en algo.
Las uñas rotas anticipan mis palabras,
no me queda nada bueno que decir (sobre mí).

¿A qué clase de sueños he aspirado?
Por qué nadie avisó del atentado
contra mis propios muros.

Ha nacido mi derrumbamiento
y parece que ha venido,
para quedarse.

Ya ni el café consigue sacarme de esta apatía.
Ni dormir me aporta descanso.

Me persigo hasta en mis mejores sueños.
Me leo en cada sombra.

No consigo respirar aire limpio,
la que está contaminada, soy yo.


Bienvenidos a mi día de hoy.


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