martes, 21 de junio de 2016

Lamian by Soy Kitchen, un auténtico duelo de sabores asiáticos


Nuevo proyecto en Madrid de “Julio” Yong Ping Zhang (Soy Kitchen)



Una taberna de ramen que versiona, como especialidad de la cas, este genuino y apreciado plato a base de pinceladas de diferentes países de Asia.
Una propuesta gastronómica de fusión, elaborada con materia prima española de primerísima calidad, a un precio asequible.
*Soy Kitchen se traslada a otra ubicación en Madrid, más grande y abierta al comensal, donde Julio podrá seguir desarrollando su particular cocina. Su apertura está prevista para los próximos meses.




L.M.A.


Madrid, 21 de junio de 2016.- Auténtica cocina china, reinterpretada con un toque de locura. Es la última apuesta de Yong Ping Zhang, más conocido como Julio, el rompedor chef de Soy Kitchen, que presenta su nueva aventura junto a Pinhao Wang, su socio: Lamian by Soy Kichen , original taberna de ramen ubicada en una de las zonas más castizas de Madrid.

El ramen o lamian –que en chino significa tallarines estirados a mano– es el punto de partida y el destino del espectacular viaje gastronómico por el continente asiático que Julio propone a los foodies más osados. La más famosa muestra de street food venida de Asia ha creado cultura en todo el mundo y es la protagonista en Lamian By Soy Kitchen.

Un bocado artesanal, como mandan los milenarios cánones chinos, pero en la versión, siempre audaz, del chef: según una receta propia, con ingredientes españoles de primera calidad, y el toque final de un caldo especial que le da todo su sabor. Un pulso entre tradición y modernidad fusionista que provoca un delicioso choque de sabores. Un combate gourmet en el que el paladar es el ganador.

Pero para acudir al encuentro de este ramen excepcional hay que llegar debidamente preparado. Para ello, la carta cuenta con The Rituals, 25 entrantes que ponen a punto al comensal con continuas sorpresas. Por el wok del cocinero pasan recetas de China, Taiwan, Corea, Japón o Tailandia, que su imaginación y maestría mezclan entre llamaradas de locura culinaria. Tras el caos, llega el orden en el plato: bocados llamativos dispuestos estéticamente para que colores y aromas lancen al comensal un desafío al que no se puede negar. 

Por eso, Julio recomienda “abrir el estómago” con platos tan enérgicos como pueden ser un “ceviche de lubina con pimiento y maíz tostado, aderezado con pimienta verde de Sichuan y cilantro”; un “bao de gambas con salsa de soja y cebolla tostada”; un “rollito de boniatos, atún y ternera” o un increíble “tartar de caballa con pimiento del piquillo, piel de lima, salsa de ostra y aceite de sésamo”. También se atreve con una nueva versión de las patatas bravas que hermana este castizo plato con otras sugerentes culturas.

Y llega el momento del tan esperado ramen, del que Julio ofrece tres elaboraciones, preparados con tallarines muy finos. Un ejemplo perfecto es el llamado “Juego de los Sabores en la Mesa”, compuesto a base de fideos con y solomillo ahumado de añojo aderezados con aceite de sésamo, vino y té verde. La salsa con caldo de carne le da un toque final persistente y delicioso. Un bocado que se disfruta en toda su plenitud con un sake fresco.

Los contrastes de sabores y texturas constituyen el toque distintivo en Lamian by Soy Kitchen, cuyo entorno es un fiel reflejo de la energía que bulle en la fantasía y en la cocina del chef. Un ambiente de recogimiento e intimidad en el que reina un explosivo color azul, surcado por detalles de la cultura asiática –imágenes con peces, animales de origami, manchas de color, lámparas de tela y bambú–. 

El piso inferior, con nueve mesas, está presidido por una barra donde comer o disfrutar de una copa antes o después de la degustación. En el piso superior dos grandes lámparas arrojan una luz cálida sobre otras cuatro mesas, cerca del laboratorio –la cocina- donde todo se fragua.

La mezcla y las ganas de sorprender son la norma en un espacio insólito dondevivir una experiencia gastronómica única a un precio que también asombra en torno a 25- 30 €.


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