miércoles, 24 de agosto de 2016

Un verano investigando en la BNE : Donde el silencio se siente





L.M.A.


-24 de agosto de 2016- Además de pasar el verano entre el sol, la playa y los chiringuitos, un buen plan estival es dedicarse a la cultura. El ocio de las vacaciones también pasa por dedicarse a engrosar los universos del saber.

Hay multitud de personas que aprovechan las vacaciones de verano para investigar en la Biblioteca Nacional sobre diversos temas y materias. Investigadores de España y de otros países que aprovechan sus tiempo libre de estos meses para venir a buscar documentación sobre las materias que estudian. La obra de Cervantes es uno de los temas estrella, ya que la Biblioteca Nacional alberga la colección cervantina más importante del mundo.

Jarosava Maresova es una profesora checa que imparte castellano en su país natal. “Aprovecho las vacaciones de verano para venir a la Biblioteca Nacional de España a investigar sobre El Quijote. Este año me doctoré en Filología Hispánica y el próximo curso comenzaré a dar clases de Literatura Española en la universidad Carolina de Praga”. No es la primera vez que viene a la BNE, ya en años anteriores estuvo aquí investigando temas de naufragios en el siglo XVI. Ahora está preparando una introducción para la traducción de El Quijote en su lengua. “Aquí se encuentra todo. La obra de Cervantes ha sido traducida al checo, pero no hay mucha información al respecto. Hay cosas muy antiguas, de los años cincuenta y sesenta, y en la Biblioteca Nacional Checa hay muchas cosas en castellano e inglés, pero lo que se puede encontrar aquí es mucho más amplio. Es la mejor biblioteca para realizar un trabajo de este tipo”.

Ana Martínez es una española que se dedica al mundo del arte. Ahora está estudiando a Goya para incluirlo en un proyecto en el que compara su obra con la de la artista iraní contemporánea Farideh Lashai, cuyos trabajos tienen una cierta relación con Los desastres de la guerra goyescos. Asegura que “las fuentes documentales de la iraní se encuentran en otro lugar, pero, evidentemente, qué mejor sitio que esta Biblioteca para localizar datos de Goya”. Su estudio comparativo correlaciona a los dos autores en relación con el teatro. “Es un trabajo para un museo. Estoy investigando aquí y en la biblioteca del Museo del Prado”.

Rita Lazrek y Bakkali son un matrimonio marroquí que está investigando sobre las relaciones hispano-marroquíes en el tiempo del Protectorado. Rita es profesora de bachillerato, “me interesa la política de los altos comisarios españoles en mi país durante la etapa que va entre 1912 y 1956”. Estará en España, donde reside su marido, hasta finales de agosto y después regresará a su país natal. Bakkali afirma que han encontrado mucha documentación sobre el tema, “sobre todo en la sede de la Biblioteca Nacional de España en Alcalá, que tiene unos fondos magníficos. Incluso pudimos ver cartas y documentos firmados por los altos comisarios. Estuvimos en esos depósitos quince días y la investigación ha resultado muy fructífera”.
Consuelo Sella es una italiana que está indagando en los cuentos fantásticos de la época modernista. “He venido para estudiar el periodo que va desde 1880 a 1920. He consultado muchos libros y revistas, y me he sorprendido al descubrir a un autor, Urría, al que no conocía, y que es magnífico. Tiene una obra, Los cuentos de la noche, que me ha gustado mucho”. Es de Turín, pero reside en Barcelona, donde está haciendo un doctorado en la Universidad Autónoma. “Me encanta la literatura fantástica, es apasionante. Hablando con mi director de tesis nos dimos cuenta de que existe un vacío sobre este tema en la época que investigo… Y pretendo rellenarlo. O, por lo menos, intentar hacerlo”.

Juan Antonio Sánchez es un español que reside en Praga, donde es profesor y dirige un proyecto de investigación sobre El Quijote. “Estamos preparando una monografía en checo sobre la obra de Cervantes. Y aprovecho el verano para acercarme a la Biblioteca Nacional de España, que es donde hay la mejor bibliografía cervantina”. Está recopilando fotocopias y todo tipo de documentación sobre la obra. Habla de la imagen que El Quijote tiene allí en Praga: “la figura se conoce, porque es universal, se lee el libro. Por ejemplo, el padre de mi novia, que es un hombre culto, pero no un filólogo, lo ha leído. Y su hija hizo lo mismo en checo cuando tenía catorce años.”

Sin duda, la Biblioteca Nacional es un buen lugar para emplear el tiempo de descanso y bucear en el saber.

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