domingo, 19 de febrero de 2017

Autoentrevista de la escritora Antonieta García de León solicitada por "La Mirada Actual"



Antonieta García de León



Madrid, 20.02.17 .- 


            María Antonia García de León Álvarez (Torralba de Calatrava. Ciudad Real, 1954), residente en Madrid, escritora y socióloga (Profesora Emérita de la Universidad Complutense de Madrid). Es  pionera en la bibliografía española por su contribución al estudio sociológico de las mujeres élites profesionales. Cuenta con más de 20 libros publicados y más de 50 artículos sobre mujeres élites  profesionales.
            En el campo de la poesía, ha publicado  Poemas al ritmo de las estaciones, los días y el amor(Ed. Cuadernos del Laberinto, Madrid, 2011 (prólogo de Nuria Claver)  “A trescientos kilómetros por hora” (2012), en la misma editorial. Per  Se (2013), entre otros poemarios. Su más reciente  obra es El yo conquistado (Huerga y Fierro, Madrid,2016). Participa en dos antologías recientes  de poetas: Enésima Hoja, y Atlas. Asimismo ha sido seleccionada para la Antología del 2013, 2014, 2015 de la Fundación Orola. Ha sido ganadora del Premio de Poesía “La flor del almendro” (Salamanca, 2013).
            Ha dado numerosos recitales de poesía. Está casada y tiene un hijo.
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¿Qué está usted escribiendo ahora?

Ha nacido el nuevo año (2017) con unas criaturas literarias que están saliendo a la luz pública, que me han dado mucha satisfacción. Dos de ellas, inician un proyecto que titulo Desde mi Torre de Adobe, que se han concretado en estas dos obras de poesía: Desde mi Torre de Adobe en La Habana, la primera, y Cernuda, el pájaro pardo, la guacamaya, mi abuela Umbelina y yo (Desde mi Torre de Adobe en México) la segunda. Editadas ambas por SIAL (Madrid).
Mi proyecto consiste en la creación de territorios literarios allá donde la inspiración y la vida me lleven.
Sin embargo, como mi querido Señor de Montaigne, mi Torre es un observatorio desde el cual puedo observar el mundo con una perspectiva amplia y distanciada. Desde ella también hablo de la existencia, de la sociedad, de hombres y mujeres, y de tantos otros temas que mi curiosidad tanto personal como académica me suscitan cada día y cada momento.
El año ha nacido además con un libro titulado Casa de Fieras (Huerga y Fierro, 2017), libro de poemas feministas que ahora ve la luz en distintas presentaciones tanto en Madrid como fuera.
Todas estas obras, lógicamente, no nacen de súbito. Se han acumulado por atrasos editoriales y otras circunstancias.
La actividad que conllevan las presentaciones de estas obras más la preparación de una exposición de mi obra pictórica en el mes de Marzo, me impiden la tranquilidad para la escritura, que no obstante, es una actividad diaria, constante, como el oxígeno que respiro.

¿Cuáles son las constantes de su poesía?

Es difícil diseccionarlas por la propia creadora, pero voy a intentarlo de una forma telegramática, destacando estas tres constantes:

Los asuntos existenciales (a pura vida)
La épica del cambio social de las mujeres
La América española, como la llamaba entrañablemente Rubén Darío.

Dicho de otra manera, el Yo, las mujeres, y la lengua española ligada a mi vocación de Americanista.
Si hablo del tono de mi poesía, del élan vital, más que de los temas, diría que es la alegría lo que la recorre. Cosa que, al parecer, no suele ser la tónica general y marca una diferencia en poesía. La tristeza, la melancolía…, según los estudiosos han solido ser la dominancia en la lírica. Por decirlo en breve, hay muy pocos poetas a lo Walt Whitman.
Tampoco en mi poesía se encontrarán lo que llamo, con ironía fílmica, poemas de cama y ensayo. Detesto la explicitud en materia de eros, igualmente me aburre lo increíble ver la descripción llena de exclamaciones del poema llamado amoroso. Arrastra tanto tópico como si nos entretuviéramos en describir la digestión gástrica que cada uno repite con operaciones y sensaciones similares.
Añado que para mí, la poesía es terapéutica. La poesía es mi psicoanalista. Tengo la suerte de tener tan buen profesional siempre a mano y sin coste.

¿Qué géneros literarios prefiere?

Todos. Soy cien por cien un ser libresco y un animal cultural. Siempre me recuerdo leyendo. ¿Cómo no recordar aquí a Jorge Luis Borges? Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca. Como él, yo puedo decir que he estado en el paraíso cuando mi actividad académica me ha llevado a trabajar a las grandes bibliotecas norteamericanas (UC Berkeley, por ejemplo).
A lo largo del camino, desaparecen de mi vida algunos géneros, tal es el caso de la novela que de tal manera me absorbió en mi adolescencia (aborrescencia, término que he acuñado para algún poema).
Sin embargo, la biografía, autobiografía, diarios… (la Escritura del Yo) no dejan nunca de acompañarme. Si un diablo cojuelo entrara por el tejado de mi casa y sobrevolara mi biblioteca, vería que está plagada de ese género, del cual también he escrito desde la sociología. Por ejemplo, el primer ensayo biográfico que se escribió sobre Pedro Almodóvar; también desde los estudios de Género, la obra Rebeldes Ilustradas (La otra Transición). En este último ensayo, trazo una especie de memoria intelectual mía con lecturas y autores de referencia en mi formación, además de la intensa vida que llevé bajo el periodo de la Transición.
Hoy por hoy, la poesía se ha adueñado de mi corazón, y es lo que leo sin cesar.
Más la prensa, me considero una especie de termita devoradora de periódicos.
¿Qué está leyendo ahora?

Leo varias antologías de mujeres poetas que acaban de salir al mercado, casi al mismo tiempo que se publicó la que coordiné junto con otras dos poetas (M. Salvador y M. Sangüesa), Bajo la estrella, el viento (Huerga y Fierro, 2016). Esta obra reunió a 34 poetas de las dos orillas, lo cual me ha aficionado a leer poetas de Hispanoamérica (Fina García Marruz, Dulce María Loynaz, Carmen Berenguer, Angelina Muñiz-Huberman, entre tantas excelentes poetas de aquel continente, con el que tan unida me siento).
También los poetas de Hispanoamérica los tengo por maestros: Gastón Baquero, Eliseo Bayo, Gonzalo Rojas, el venezolano Cadenas, y tantos otros.
¡Ah, la pasión por América!
Va de suyo que estoy haciendo un flash momentáneo, del hoy y ahora, por ello deben quedar excusadas lecturas clásicas que siempre acompañan y las consabidas omisiones, amén del día a día con los magníficos poetas españoles, hombres y mujeres que me acompañan, que son mi hábitat.

¿Qué le gusta más, leer o escribir?

Las dos actividades a un tiempo.
Escribo-leo / Leo-escribo. Valga la exageración, pero es así.
Sin embargo, a veces, deliberadamente entro en dique seco lector, cuando estoy escribiendo con intensidad, o cerrando una obra. Entonces todas las voces molestan, hay que guardar silencio, ayuno, para que nazca con pureza el pensamiento propio, y escuche al escribir mi voz genuina.

¿Cuál es el primer libro (o los primeros) que recuerda que le cautivó a usted?

Mi memoria trae a colación un libro maravilloso, y que además lo quiero citar porque nunca lo veo mencionado. Se trata de Robinson Suizo, sólo una vez lo vi citado y ensalzado por el director de cine Gonzalo Suárez.
Otro caso muy similar es la fabulosa enciclopedia que leía en la infancia: El Tesoro de la Juventud (¡tenía de todo, un auténtico tesoro!) Sólo la he visto celebrada como libro de infancia por el filósofo Fernando Sabater.
Igualmente me encantó leer las aventuras de la niña traviesa Mari Pepa, que además tenía unas ilustraciones preciosas y recortables. Heroína infantil poco citada.
Ahorro extenderme en los lugares comunes de Celia, Antoñita la Fantástica, Mujercitas…, archicitados siempre como literatura juvenil.

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Jo, la heroína celebrada de Mujercitas, parece que ha sido la piedra de toque de la vocación literaria de muchas escritoras (he leído numerosos testimonios al respecto). A mí también me tocó.


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