martes, 13 de febrero de 2018

Sorolla, pintor de la alta sociedad y la moda en dos museos de Madrid


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 Retrato de Elena Sorolla, por su padre



Julia Sáez-Angulo


            12/02/18 .- MADRID .- Atrás dejó Sorolla la pintura social de su primera época con su célebre cuadro “Aún dicen que el pescado es caro” (1894), para entregarse de lleno a la alta sociedad y por ende, de la alta costura, en la que el pintor se encontró como pez en el agua y realizó sus mejores retratos a la par que fue cronista de moda.

            El gran pintor Manuel Bendito (1875 -63) –hoy bastante olvidado, pese a su pequeño museo personal en Madrid-  decía que la moda hacía temporal los retratos, por lo que sugería a sus modelos desprenderse de los trajes, mostrar bien su cuello y hombros y el resto rebozado con un textil decoroso. Algo similar organizaba el retratista Alfonso Sánchez en su estudio de la capital de España.

            Joaquín Sorolla y Bastida (1863-23) no despojaba a sus modelos de la moda, porque le gustaba el diseño de la indumentaria. A su esposa Clotilde y a sus hijas Elena y María les compraba preciosos vestidos en Nueva York, Venecia o París, como el célebre Delphos diseñado por Fortuny.

            Todo ese mundo de la pintura y la moda de Sorolla en 1900 podemos ver en dos exposiciones: Museo Sorolla y Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en Madrid, con montajes cuidados junto a joyería y objetos, que no solo aparecen en el museo/atmósfera de la casa residencial del pintor valenciano en la Calle Martínez Campos, sino también en el Museo Thyssen.
El comisario, Eloy Martínez de la Pera.

            Sorolla no se recrea en el detallismo de los trajes –para ello estaba la fotografía-, aunque los aluda de modo certero con sus brillantes pinceladas. De origen sencillo, Sorolla se identificó con el “buen gusto” de la vestimenta de una sociedad rica y refinada, donde la mujer se iba desprendiendo de arquitecturas y corsés corporales. Todavía quedaba mucho para la llegada del pantalón “futura indumentaria liberadora de la mujer, como bien profetizó Cocó Chanel”.

            Sorolla es un pintor que crece exponencialmente con el paso del tiempo y hay que seguir mostrando su grandes dotes pictóricas superiores a Sargent y al mismo Zörn, americano y sueco respectivamente, cuya pintura se acerca al luminismo sorollista en tiempos de impresionismo.

            Las vanguardias han dejado de ser dogma y la buena pintura se impone. La de Sorolla es el caso. 





           

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